Los herederos

YO NO SOY militante de partido ninguno. Veo los toros desde la barrera. Pero conozco las reglas del toreo: mi padre me las enseñó; yo tenía seis años, y eso ya no se olvida. De ahí que me sorprenda la forma de señalar que Griñán ha tenido: «Ésta», ha dicho. Y la ha votado el 48% de los militantes. O así. Ojalá lo ratifique la Virgen del Rocío, que no sé si asistió a ese matrimonio del PSOE e IU. Algún ex dirigente andaluz se ha opuesto a este procedimiento de elegir presidenta, tachándolo de «propio del partido comunista soviético». No entro ni salgo en él: que opine la juez Alaya si le deja tiempo el tema de los ERE. Tal es la causa de esta sacudida de planes con votos virtuales. Desde que el mundo es mundo, las cosas eran de otra manera aquí (en Andalucía estoy). Las responsabilidades se llevaban a hombros propios, no ajenos. Cuando no se podía, uno se retiraba. Y otros volvían, como José Menese, que ha vuelto a ponerme la carne de gallina. Se retiró sin reclamar ayudas: el cante grande es lo que tiene. Quizá no la política. Y eso Griñán lo sabe, por mayor que se encuentre, mucha ayuda que pida y muchísimos votos que se invente. De todas formas, gracias por aceptar el glorioso embolado que Chaves le dejó.